5 de noviembre de 2024

La piel está constantemente expuesta a diversas agresiones externas, como la contaminación, los rayos UV y el frío, que pueden alterar su equilibrio natural. Al mismo tiempo, los factores internos, incluidas las fluctuaciones hormonales, desempeñan un papel decisivo en el estado de la piel y el cuero cabelludo. Estas variaciones hormonales pueden provocar desequilibrios, derivando en imperfecciones en la piel, como manchas o irritación, así como problemas en el cabello, como sequedad o caída del cabello. Cuidar la piel y el cabello requiere por tanto una atención especial, tanto en el cuidado diario como en la alimentación y el estilo de vida.

La piel femenina está sujeta a fluctuaciones hormonales a lo largo del ciclo menstrual, influenciadas principalmente por dos hormonas: la progesterona y los estrógenos. Al inicio del ciclo, durante la menstruación, los estrógenos predominan, favoreciendo la hidratación y flexibilidad de la piel gracias a la estimulación de la producción de colágeno, elastina y ácido hialurónico. Sin embargo, a medida que avanza el ciclo, la progesterona toma el control, lo que puede provocar una mayor producción de sebo y hacer que la piel se vuelva más grasa.

El ciclo menstrual, que dura aproximadamente 28 días, se divide en cuatro fases distintas, cada una marcada por cambios cutáneos específicos. Estas fases incluyen:

1. Semana del período : los niveles hormonales son bajos, lo que puede hacer que la piel luzca opaca.
2. La fase preovulatoria : El aumento de estrógenos contribuye a una piel más radiante e hidratada.
3. La semana postovulatoria : los estrógenos comienzan a disminuir, lo que puede provocar desequilibrios.
4. La semana anterior a la regla : la progesterona alcanza su punto máximo, lo que puede aumentar la producción de sebo y provocar imperfecciones.

Comprender estos ciclos le permite adaptar su rutina de cuidado de la piel para satisfacer mejor las necesidades cambiantes de la piel.

También se produce un impacto en la piel durante los cambios hormonales. La piel del rostro tiende a producir más sebo, antes y durante los períodos, y por lo tanto más grasa durante estos períodos. Con la inflamación a menudo más pronunciada y el riesgo de que aparezcan imperfecciones, especialmente en la frente, alrededor de la mandíbula...

El cortisol es una de las hormonas que influye en la piel, también llamada hormona del estrés. Un nivel alto y constante de cortisol, relacionado con el estrés crónico, tiende a sensibilizar la piel y luego puede provocar un envejecimiento prematuro de la piel.

Para modular este ritmo a la baja es importante dedicar momentos de relajación, y reservar rutinas relajantes para nosotros y nuestra piel.

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¿Sabías? A partir de los 35 años, la bajada de estrógenos en la mujer puede provocar una aceleración de los ciclos capilares y por tanto adelgazamiento y caída del cabello más marcada. Alrededor de los 60 años, se estima que nuestro cabello puede haber perdido casi la mitad de su densidad, a raíz de diversos cambios hormonales en la mujer (pubertad, posparto, perimenopausia, menopausia, etc.).

Por eso en MiYé recomendamos masajearlo periódicamente para estimular la irrigación del bulbo piloso y la microcirculación del cuero cabelludo para estimular la tierra capilar y garantizar ciclos más sanos y un cabello en mejor forma.